martes, 22 de septiembre de 2009

INVIITACION A RETIRO ANUAL ENS, 6-7-8 NOVIEMBRE 2009

LOS ENS SE PREPARAN PARA SU RETIRO ANUAL

Los Equipos de Nuestra Señora, tienen el agrado de invitar a todos los matrimonios a su Retiro Espiritual Anual, a realizarse los días 6,7 y 8 noviembre en el Santuario de la Virgen de la Medalla Milagrosa, Venecia 1640.
El valor del retiro será de $ 22.000 e incluye, alojamiento y comidas. Interesados inscribirse en oficina de Acompañamiento Espiritual o llamar al 8-2190005, o contactarse a difusion_ens_chile@vtr.net

viernes, 22 de mayo de 2009

LOS ENS COMIENZAN A VIVIR FIESTA DE PENTECOSTES


¿QUE ES LA FIESTA DE PENTECOSTES?

Fiesta de PentecostésOriginalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley.
En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168).(Vocabulario Bíblico de la Biblia de América)
Comisión Nacional de Pastoral Bíblica
PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu...
La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.
En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.
Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
CULMINAR CON UNA VIGILIA
Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas.
Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.
Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia.En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta.
Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida.
No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo.
Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.
Eduardo Cáceres Contreras






miércoles, 15 de abril de 2009


"ENS COMIENZAN A VIVIR EL VIA LUCIS"
¿QUE ES EL VIA LUCIS?
EL CAMINO DE LA LUZVIA LUCIS
Como natural culminación del Vía Crucis, ha surgido en los tiempos recientes la práctica del Vía Lucis: la meditación orante del misterio glorioso del Señor, que comprende desde la Resurrección a Pentecostés. Él nos enseña a caminar en el mundo como "hijos de la luz", reconociendo su presencia permanente entre nosotros y dando testimonio de la vida del Resucitado. Así como durante Cuarenta días la Iglesia nos hace vivir la Cuaresma preparándonos en la oración, el sacrificio y la limosna como preparación para la Semana Santa, así también durante Cuarenta días nos hace disfrutar del Triunfo de Jesús hasta la Ascensión, y más propiamente durante Cincuenta días nos hace vivir en la alegría hasta recibir el Espíritu Santo en Pentecostés. Conviene eliminar un cierto sentido trágico de la fe, en que se subraya sólo el dolor y el sufrimiento, pero olvidamos el gozo y la esperanza. Son muchos los cristianos que se quedan sólo observando la Cruz y olvidan que Jesús hoy vive como el Resucitado y el Resucitador de sus hermanos. Tal como el Vía Crucis, este “Camino de la Luz” puede ser vivido en cualquier tiempo del año, y se pueden utilizar flores, cirios, aclamaciones, danzas y cánticos gozosos. Nos parece necesario recuperar la fiesta en nuestra vida cristiana y este puede ser un excelente instrumento para hacerlo. En algún lugar del mundo encontramos este “Vía Lucis” que hemos adaptado a nuestra realidad.
Puedes conocer el detalle en www.iglesia.cl
P. Cristián Precht P. Miguel Ortega

domingo, 12 de abril de 2009

ENS VIVEN LA PASCUA DE RESURECCION




Autor: Mons. Francisco Javier Errázuriz Ossa
Fecha: 11/04/2009
País: Chile
Ciudad: Santiago
Cardenal Errázuriz:La resurrección de Cristo nos colma de vida.

Texto completo del Mensaje de Pascua de Resurrección 2009 del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo de Santiago.
Con razón dice la secuencia que se canta antes de la proclamación del Evangelio de este Domingo de Resurrección que la vida y la muerte lucharon en singular batalla, y que muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.Se levanta Jesucristo victorioso sobre el pecado y la muerte, colmado de vida y de paz; más que nunca, Buena Noticia, excelente noticia para todo el mundo. Su resurrección nos llena de alegría, de gratitud y de esperanza. Necesitábamos celebrar este acontecimiento de gozo, después de recorrer con él la noche dolorosa de su oración en el huerto de Getsemaní, de recordar el beso traidor de Judas y su prendimiento, como si fuera un salteador, con palos y espadas; después de revivir la noche tenebrosa de las denuncias falsas, de la negación de Pedro y de la condena del Sumo Sacerdote, como si hubiera blasfemado. Esperábamos su resurrección después de sufrir con la burla cruel de los soldados, las vociferaciones del pueblo ingrato que exigía su muerte, y la cobardía del encargado de hacer justicia, de Pilatos, que lo hizo azotar y crucificar, después de alegar su propia y falsa inocencia por la sangre del justo. Nos estremecen todavía los golpes y los clavos, y la tortura de la cruz. Sólo trajeron consuelo a nuestro espíritu la compañía fiel de su madre dolorosa, de Juan, el discípulo más cercano, y de algunas santas mujeres. Confirma nuestra fe el testimonio final del centurión: “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios”.En el recuerdo gozoso de su Pascua, nos estremece la verdad de las palabras de Juan, al inicio de la Última Cena: “Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.” Nos amó primero, antes que nosotros lo amásemos, y hasta el extremo de dar su vida por cada uno de nosotros, sus amigos, en medio de desgarradores sufrimientos. Nos amó hasta le extremo de no desviarse en nada, como Buen Pastor y Cordero pascual, de su camino, del camino que él abría a nuestros pasos para formar con nosotros una humanidad justa y feliz, del camino de quien está resuelto a vencer el mal, haciendo el bien. Nos amó hasta el extremo de sellar una alianza definitiva entre Dios y nosotros, alianza de misericordia y de paz, y de llegar al Padre, como nuestro hermano mayor, recordándonos e intercediendo por nosotros en su presencia. Nos amó hasta el extremo de resucitar del sepulcro, dejándolo vació, y alentando así la certeza de que es mayor el poder de la vida que el poder de la muerte, el poder de la verdad que el de la mentira, el poder del amor que el poder del pecado. Así proclamó con convicción irrefutable que “el amor es más fuerte”, mucho más fuerte de lo que podemos imaginar. Nos convencen de ello los que aman de verdad, como Jesús.Nos conmueve el valor de nuestra vida y la inconmensurable fidelidad de Dios. Nos dio vida para compartir con nosotros su felicidad y su amor. Cuando los pasos de la humanidad se extraviaban, fiel a sus designios de bien, e impulsado por su gran amor al mundo, envió a su propio Hijo a perdonarnos, a amarnos hasta el extremo, a darnos vida en abundancia y a construir la comunión. Lo envió para que fuera nuestro Buen Pastor, el que nos llama por nuestro propio nombre y guía nuestros pasos hacia el bien y la verdad, hacia la solidaridad y la misericordia con los hermanos, hacia la amistad filial con Dios. Tan grande es el valor de cada ser humano.Nos sobrecoge el valor de cada vida humana, que es vida maravillosa, por la cual Jesucristo murió y resucitó, que es proyecto, don y amor de Dios a nuestro pueblo. Por eso le guardamos tanta gratitud a los padres que se desviven por sus hijos – con cariño recordamos, entre tantas otras, a las familias de Ema, de Felipe y de Diego -; y crece nuestra gratitud al recordar a tantas mamás que han sabido respetar, querer y apoyar la vida maravillosa que se gestaba en su seno, si bien le pediría renuncias; a veces, grandes renuncias. Si Jesús vino a este mundo para amar a cada vida hasta el extremo, ¿cómo abordar su existencia sin el mayor amor, sin mucha gratitud?El sí a la vida que es confirmado por la resurrección, siempre ha de ser un no a la muerte. Debemos tomar distancia de todos los signos de una contra-cultura de muerte que amenazan a nuestro país y a otras naciones. Pienso en esos disparos masivos contra escolares y contra adultos, en otras latitudes del planeta, y en las redes de pedofilia que se confabulan contra la vida de tantos niños. Y pensemos en las guerras, en la difusión de la drogadicción y en los programas que crean familiaridad con los peores asesinatos. Recordemos ese lamentable retroceso a tiempos oscuros de la historia que es darle legalidad nuevamente al homicidio, esta vez, al homicidio de los seres más pequeños, más inocentes, más débiles e indefensos: de los seres humanos a los cuales Jesucristo los ama hasta el extremo y que esperan el momento de ver la luz del día, como don de Dios que hará felices ya al nacer, y a veces recién más adelante, a sus padres y a su familia.Queridos hermanos, si Dios amó tanto el mundo, si a cada uno de nosotros nos amó tanto, como para enviar a su propio Hijo a darnos vida, como para morir y resucitar por nosotros, prolonguemos, en bien de todos, su amor fiel y su solidaridad. Que los más débiles, los que no tienen empleo y todos los más afligidos, por el sólo hecho de encontrarse con nosotros y de valorar nuestro trato hacia ellos, se digan en su corazón: Tanta generosidad, tanto respeto, tanto apoyo no se podría explicar si la vida de Cristo, su amor y su resurrección no hubieran dejado una huella muy profunda en nuestra cultura y en tantos chilenos: en aquellos que creen en él y en los que no han recibido aún el don de la fe. A su Madre María, que lo llevó en su seno y en su corazón, lo acompañó junto a la cruz, y agradeció a Dios, llena de gozo, por su resurrección, a ella le pido que los ayude a vivir con gratitud y alegría porque Cristo dio su vida por nosotros y resucitó, y a vivir con un corazón sensible y generoso ante la vida, tan valiosa, de todos los que necesitan nuestro apoyo, nuestra comprensión y nuestra solidaridad. A todos les deseo una celebración de la Pascua de Resurrección, colmada de la bendición de Dios.† Francisco Javier Errázuriz OssaCardenal Arzobispo de Santiago

lunes, 2 de marzo de 2009

ENS COMIENZAN A VIVIR EL TIEMPO DE CUARESMA





El tiempo de Cuaresma se inicia el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta días previos a la fiesta de Pascua hasta el Jueves Santo, excluyendo la Misa de la Cena del Señor.• Cuarenta años esperó Israel en el desierto para poder entrar en la tierra prometida.• Cuarenta días aguardó Moisés la manifestación de Dios en el Monte Sinaí.• Cuarenta días ayunó Jesucristo en el desierto aguardando la fortaleza del Espíritu para cumplir su difícil misión.La Cuaresma es un propicio para que los cristianos renovemos nuestro espíritu de adhesión a Jesucristo muerto y resucitado y nos guiemos por el camino de una profunda y progresiva reflexión. Así, todos juntos hemos de prepararnos para la gran Celebración de la Pascua del Señor, liturgia central del año litúrgico.
¿Cómo vivir la Cuaresma?
Lo normal sería que todos los cristianos estuvieran interesados en participar activamente en su comunidad para vivir este tiempo con especial intensidad. Lamentablemente para muchos, especialmente para los más jóvenes, no pasa de ser un periodo más de la Iglesia en que los conceptos de penitencia, ayuno o austeridad, propios de la Cuaresma, no les dice casi nada.El desafío para los pastores, equipos litúrgicos y catequistas se ve interesante, ya que hemos de esforzarnos para que los fieles conozcan la razón de ser de la cuaresma y puedan aprovechar este tiempo de salvación para vivir con alegría desbordante la fiesta de Pascua. En este sentido, es conveniente recordar a los cristianos, a quienes se esfuerzan por vivir con fe, que la cuaresma tiene especial importancia dentro del ciclo litúrgico ya que la festividad de Pascua, necesita una seria preparación para unirnos a la Resurrección de Cristo. *El canto en CuaresmaEs el gran tiempo penitencial de la Iglesia, los cuarenta días de conversión y purificación interior que nos preparan a la mayor fiesta cristiana del año, la Pascua.Comienza el Miércoles de cenizas. Son días de escucha atenta de la Palabra de Dios que nos vuelve a llamar a un cambio de vida según el Evangelio de Jesús. Desde el miércoles de cenizas hasta la vigilia pascual no cantamos el Aleluya, porque ese canto es la expresión del gozo de la resurrección; lo reservamos para la noche de Pascua. El Gloria tampoco se reza ni canta en todo ese tiempo, excepto en la misa del Jueves Santo. Pero la Cuaresma no es un tiempo triste, sino más bien un tiempo recogido, de meditación, que es el ambiente que nos permite estar atentos a la Palabra, reflexionar sobre nuestra vida y dar pasos de conversión. Los cantos de la eucaristía deberían favorecer la atmósfera de recogimiento y conversión personal y comunitaria que caracterizan este tiempo litúrgico. *** Extractado del texto “Animación Litúrgica 2” de Eduardo Cáceres Contreras.** Boletín Conali 2005